Psicología de la elección y estrategias de marca
El mundo cambia a una velocidad vertiginosa, la habilidad de identificar ideas y prácticas excepcionales se convierte en una destreza invaluable. En el Grupo Mendizabal representamos marcas de larguísima trayectoria con posicionamiento internacional. En los últimos años el enfoque que hemos implementado en la Argentina con marcas tan emblemáticas como Stanley y Philips Avent para su instalación y expansión, evidencian la eficacia de pensar estratégicamente y con enfoques disruptivos.
Stanley ha logrado construir una presencia sólida: hoy Argentina ocupa el sexto lugar a nivel global como mercado y el primero en recordación de marca. No solo nos fue bien a nosotros: creamos una nueva categoría de mercado que antes no existía. Stanley no fue el primer caso, antes habíamos transitado un camino similar con Philips Avent en el sector de la lactancia materna.
¿Cómo lo logramos?
Investigando la influencia de los patrones inconscientes de circulación del deseo en la toma de decisiones que influyen a nivel económico, investigación que revela que el proceso de elección va mucho más allá de lo que se percibe a simple vista: «No sabemos que no sabemos. En la mayoría de los casos no elegimos lo que deseamos, ni elegimos lo que sentimos». Decidir es un proceso tan automático que muchas veces no somos conscientes sobre cómo es su funcionamiento.
La neurociencia moderna ha demostrado que las decisiones se gestan en el rincón menos explorado de nuestra mente, emergiendo a la superficie después de haber sido tomadas. Esto trae consigo un nuevo enfoque en la manera en que las marcas pueden influir en los patrones de elección, a través de la creación de tendencias y la conexión emocional. Entonces si las elecciones no son conscientes, ¿quién o que elige cómo creamos una tendencia?, y ¿cómo hacemos para influir en la decisión del consumidor?
La magia sucede cuando se pone un producto al corriente de la selección grupal, ya que podemos afirmar que la elección nunca es personal, siempre es colectiva. La noción de pertenencia, arraigada en la necesidad humana de estar conectados y satisfechos, se convierte en una llave maestra para la construcción de marcas poderosas. En el Grupo Mendizabal alineamos esta necesidad intrínsecamente humana con la excelencia de los productos que representamos, el resultado se traduce en una identificación grupal y pertenencia a un grupo selecto. Como citó
David Beckham en sus redes sociales mostrando su termo Stanley, «pertenezco orgullosamente a la pandilla».
Para citar un ejemplo, Arturo es rey, porque logra tener la espada de Excalibur, que pertenecía a Camelot y a ese nivel por tener el mejor objeto. Esto es un ejemplo de cómo fuimos teñidos en nuestra cultura. Hay un patrón básico universal que es la necesidad de pertenecer satisfecho, de este emerge un patrón secundario de pertenencia al grupo de los “mejores”. Para esta pertenencia es necesario tener, como Arturo a Excalibur, “el mejor producto”. La historia de Arturo y su espada de Excalibur ejemplifica este deseo universal de pertenecer a lo excepcional, de ser parte del selecto grupo de los destacados.
La trayectoria del Grupo Mendizabal, marcada por éxitos y también por algunos fracasos, ha sido una fuente inagotable de aprendizaje. Cincuenta años de experiencia nos han proporcionado conocimientos valiosos que trascienden los momentos de triunfo y se enriquecen con cada tropiezo.
En última instancia, este viaje empresarial nos ha enseñado cómo las marcas pueden estar presentes en el momento preciso en el que se producen las elecciones de los consumidores, cómo podemos comercializar no solo productos excepcionales, sino también experiencias que resuenan en un nivel más profundo, comprendiendo los patrones invisibles que influyen en cada elección que hacemos.
Fuente: El Cronista